En el rancho apliqué el tratamiento a un caballo que tenía una herradura infectada. Noté un aumento considerable en el drenaje de inmediato, lo cual es muy deseable. En unos pocos días y varios tratamientos, la herradura se drenó y se curó.
Unos días después, cuando llegué, me dijeron que un caballo viejo (de 30 años) estaba caído y no se levantaba, ni siquiera cuando le trajeron el desayuno. En ese momento, luchó por ponerse de pie, pero no quería comer. Estaba apático, con la cabeza gacha y los ojos apagados. Le di un tratamiento de treinta minutos utilizando la técnica de "barrido". En cinco minutos me di cuenta de que había captado su atención. Se quedó muy quieto, no intentó alejarse y comenzó a demostrar comportamientos que sugerían que se sentía mejor. Los amantes de los caballos lo entenderán. Comenzó a lamerse y también a dar un par de grandes suspiros. Minutos después del tratamiento comenzó a comer y 30 minutos después, lo dejamos salir de su corral con su mejor amigo y, de hecho, trotó como si nada hubiera pasado. Tengo más ejemplos tanto humanos como equinos. Este producto NO es caro. No tiene precio. Compra uno ahora y lo verás.
Cliente anónimo del Instituto CHI